Esta frase genial fue dicha por el primer presidente de
la Alemania unificada, Richard von Weizsäcker,
haciendo referencia a la necesidad de ese país de enfrentar
su pasado reciente enlodado con los crímenes
de la Alemania nazi.
Lo cierto es que, al igual que von Weizsäcker pronto entendió,
el pasado puede ser como los misterios del rosario,
gozoso, glorioso o doloroso
pero como sea, ¡hay que conocerlo!
Indiscutiblemente el arte es el mejor vehículo para esto.
Pero no pienses por eso que la historia del arte es cosa del pasado.
¡La historia del arte está en el presente!
Aquí aprenderemos a hacer conexiones entre el pasado y el presente,
entre lo que pasó y lo que está pasando.
Aprenderemos también sobre los muchos contextos del arte:
histórico, religioso, geográfico y cultural.
Para saber quienes somos hoy, individualmente y como sociedad
debemos de ver y entender la evidencia que nos queda,
de donde venimos, culturas e ideas;
La historia del arte te ayuda a encontrar los puntos en común
con gente lejana en tiempo y distancia,
y con comunidades diferentes a nosotros.
En el arte practicamos la empatía
y entendemos que nuestro marco de referencia cultural y religioso
no es la norma a través del tiempo y el espacio.
Todos tenemos la capacidad de hablar el lenguaje del arte,
aprenderlo no es únicamente importante,
sino también placentero.
Saber leer imágenes es tan relevante
como saber leer y escribir,
mucho más en el mundo visual en el que vivimos.
Todo está empacado en los artefactos y el arte que tenemos.
Aquí vamos a aprender a desempacar este legado
y entender cómo se relaciona
y como informa
nuestra historia y nuestro día a día.